POR QUÉ ME ENAMORÉ DE MAQUIAVELO (EL MALAFAMA INCOMPRENDIDO)
- Larisa - LoQueArde

- 29 nov
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 dic
Cómo un tipo del siglo XVI puede salvarte la cabeza en pleno 2025

Hay autores que cargan una sombra incluso antes de abrir el libro.
El nombre pesa, suena a algo turbio, como si uno estuviera por leer el manual de un villano.
Y después lo abrís… y aparece otra cosa.
Decís Maquiavélico y la gente escucha:
frialdad, manipulación, maldad calculada.
Un monstruo😈
Y en realidad aparece un hombre que escribe desde el barro político, desde la fragilidad humana, desde la observación brutal del comportamiento cuando la vida aprieta.
Y ahí se entiende por qué tiene mala fama: porque no edulcora nada.
Maquiavelo describe cómo se mueven las personas cuando están asustadas, cuando quieren conservar algo, cuando buscan ventaja, cuando no duermen, cuando sospechan.
Lo hace con una precisión que descoloca.
No para justificar, sino para que entiendas la cosa sin adornos.
Leerlo es como prender una luz blanca en un lugar donde estabas tanteando a ciegas.
La luz incomoda pero después acomoda el caos como si lo recortara con tijera.
Y esa claridad duele pero al mismo tiempo te endereza la espalda.
Es un tipo que no habla de justicia poética, ni de karma, ni de vibraciones.
Habla de lo que pasa cuando la gente atraviesa miedo, poder o escasez.
Y lo escribe sin adornos porque los adornos distraen.
Lo que queda es una especie de manual para sostenerse entero en un mundo donde muchos se rompen sin darse cuenta (o sí).
Hay páginas que funcionan como un tirón de remera:
mirá bien la escena
no te quedes en lo que esperabas
observá lo que realmente está ocurriendo
Te ofrece un respiro y te deja con la cabeza más afilada que antes.
Funciona.
Te pone la brújula en la mano sin preguntarte quién sos en la escena, sólo te ubica y
el efecto es simple: despeja.
Te deja un metro cuadrado propio.
No promete paz, pero sí margen.
No ofrece consuelo, pero sí criterio.
No busca que seas héroe ni víctima.
Sólo que no te pierdas en el torbellino de los demás.
Hay gente que confunde bondad con sacrificio.
Y así termina rota.
Maquiavelo propone algo mil veces más sano:
Sé bueno, pero no ingenuo
Sé empático, pero no entregado
Sé firme, pero no cruel
Es el equilibrio que nadie nos enseñó.
Porque nadie quiere enseñar a las personas a no ser manipulables.
Maquiavelo sí.
Cuando leés a Maquiavelo con el cuerpo cansado y la cabeza llena,
se vuelve un gesto de cuidado.
No porque te abrace, sino porque te devuelve espacio.
El espacio propio, ese que se achica apenas te distraés un toque.
Y al final se siente también como un abrazo.
Ahí entendí por qué me enamoré de él.
Porque no seduce. Sostiene, aclara, alivia.
Es un autor que te hace recuperar el borde.
El tuyo.
En un mundo donde demasiada gente vive empujando los bordes ajenos.
No te pide que confrontes
No te pide que te sacrifiques
No te pide que te conviertas en mártir
Te pide algo mucho más inteligente:
Gobernate para no quedar gobernado por los demás
Maquiavelo no enseña a dominar a otros. Enseña a no perderte en ellos.
su lucidez es un acto de AMOR.
🖤Maquiavelo te libera de la culpa
🖤Maquiavelo es el primer filósofo que te permite respirar
🖤Maquiavelo te enseña a bancar el ruido sin convertirte en ruido
🖤Maquiavelo te enseña a no esperar peras del olmo
🖤Maquiavelo te permite ser bueno… sin ser devorado 🖤Maquiavelo no es frialdad; es ternura madura 🖤Maquiavelo es práctico, real y ferozmente humano 🖤Maquiavelo no es un gurú: es un escudo con forma de corazón
Ahora entendés por qué vale tanto
Por qué hace cinco siglos que lo malinterpretan Por qué resiste
Por qué vuelve
Porque en un mundo donde todos quieren que seas luz, Maquiavelo te enseña algo mejor:
cómo no apagarte





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